miércoles, 29 de febrero de 2012

Hojas de calendario

Van cayendo las hojas,
una tras otra,
y se acumulan en el suelo
sin que nadie las retire,
algunas llevan nuestras marcas
nuestras vidas, nuestros sueños,
otras simplemente no llevan nada,
esas son las más tristes,
esas me llenan de melancolía,
me entristecen las hojas vacías
que no llevan huellas,
me parecen hojas estériles
dentro de mi calendario.

martes, 28 de febrero de 2012

Armas terroristas (poema visual)

Armas terroristas a lo largo de la historia:


Prehistoria:






Edad Media:






Años 20:




Años 60:






Valencia 2012:



lunes, 27 de febrero de 2012

Destino desconocido (historia por partes)

Cuando el barco enfiló la entrada al lago de Maracaibo, el tiempo y la convivencia transcurrida durante la navegación, habían convertido a Rodrigo en uno más de sus compañeros, así que aquella mañana ante la expectación general de la tripulación por asomarse por cubierta para poder apreciar la tierra que se extendía a ambos lados del barco, él participó como uno más relegando momentáneamente sus obligaciones en la cocina.
Para Rodrigo era la primera vez que experimentaba la sensación de volver a ver tierra después de un largo viaje, pero como pudo comprobar, para el resto de los hombres, a pesar de ser marineros experimentados, esa visión también les causaba un extraño cosquilleo y una cierta felicidad.
La entrada en el lago de Maracaibo, no era el final de su viaje, aún les quedaba cruzar todo el lago hasta el extremo más alejado para llegar a la ciudad de Gibraltar, donde el capitán les había dicho que harían escala.
Los ánimos en el barco eran distintos aquel día, todo el mundo realizaba sus tareas con gran diligencia al tiempo que se escuchaban estrofas de canciones por una y otra parte del barco.
Parecía que todo el mundo estaba ansioso por desembarcar y estar en tierra firme, solo les quedaba saber el tiempo que el capitán alargaría su estancia y que hombres tendrían la mala suerte de tener que quedarse de vigilancia en el barco.
El tiempo que duró el trayecto hasta que iniciaron las maniobras de atraque y amarre en el puerto le pareció interminable para el pequeño Rodrigo, que fue citado por sorpresa por el capitán una vez que este dio las oportunas órdenes para llegar a puerto.
Una vez en el camarote del capitán este le indicó, que ante él tenía, una nueva ciudad, un nuevo mundo como habían venido a llamar a este continente y una nueva oportunidad de iniciar una nueva vida, también le indicó que durante este tiempo se había adaptado perfectamente a la vida en alta mar, y que había logrado hacerse un hueco entre sus compañeros. Durante la travesía le había estado observando y consideraba que perfectamente podría formar parte de la tripulación, así que en sus manos dejaba la elección. Cuando llegasen a puerto podía desembarcar y recorrer libremente la ciudad, el capitán calculaba que de salir todo bien solamente pasarían dos días allí, así que si a la hora de partir decidía continuar con ellos, solamente tendría que subir al barco antes de la partida, aunque esta vez le recomendaba que subiese al barco como uno más y no como un polizón.
Rodrigo agradeció al capitán sus palabras y se dispuso a salir del camarote cuando D. Alvaro de Guzmán le detuvo de nuevo.
- Un momento muchacho.
- Señor.
- Si va a desembarcar necesitará esto.
Le dijo al tiempo que le entregaba unas cuantas monedas.
- ¿Y esto, señor?
- Es en pago por los días que has estado trabajando con nosotros.
- Pero es mucho dinero.
- Si tiene que empezar una nueva vida lo necesitará, y en caso de que su decisión sea la de acompañarnos, le recomiendo que invierta una parte de ello en ropa y calzado, tanto para preservarse de las inclemencias de la mar como las de tierra firme.
- A sus órdenes mi capitán.
- Puede usted retirarse, esperaré su decisión.
- Creo que la tengo clara.
- No se apresure, vea como puede ser su nueva vida y después tome la decisión, espero que sea para bien. Ahora por favor, retírese, tengo varias cosas que hacer.
- Como ordene.
Cuando salió del camarote fue directo a la cocina en busca de Alfonso para comentarle su conversación con el capitán, ahora solo esperaba que su amigo estuviese entre los miembros de la tripulación que podían bajar a tierra, para poder conocer juntos Gibraltar.

Continuará….

viernes, 24 de febrero de 2012

Disculpas

Pido disculpas a todas las personas que habitualmente participáis en el blog, pero esta semana no me encuentro con mucho ánimo para escribir, espero retomarlo el lunes con normalidad, gracias a tod@s

miércoles, 22 de febrero de 2012

Fusilaos (Poema)

Dempués de l'Antroxu, espublizamos de nueu.

Güesos fundíos,
cadarmas escaecíes,
llastre prendío
nel nueso futuro.
Raigaño perdío
nes cunetes d'Asturies.
Vidas nel olvido
de la so familia.
Muerte ensin sentío,
d'una sociedá culpable
por permitílo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Menudo Curro (décimo séptima entrega)

- Hola, soy Roberto, me manda Don Alfredo por lo del trabajo.
- Vienes muy temprano.
- Es que no me gusta llegar tarde.
- Que no te parezca mal, pero además me pareces muy poca cosa.
- No se crea yo trabajando me crezco, por eso mi jefe siempre me manda a mi a todos los sitios.
- Bueno, vosotros sabréis, si quieres puedes esperar en ese cuarto mientras vienen los demás, que es ahí donde os vais a cambiar.
- Muy bien, ¿nos avisa usted cuando tengamos que empezar?
- Sí, yo os aviso.
- ¿Y lo de la ropa? No sabía que tenía que cambiarme.
-No claro lo mejor es ir de calle, jajaja, que simpático, la ropa supongo que la traerán tus compañeros que al fin y al cabo vienes a sustituir a uno de ellos.
- Ah, vale si la traen ellos no me preocupo, era por si quería algún tipo de uniforme en particular.
- A mi me da igual, el de bombero, el de policía o mecánico, tu mismo.
- Yo pensaba que me tendría que poner el de camarero.
- Hombre hay gustos de todos los tipos, yo que sé, vosotros mismos. Si eso ya le preguntas a los otros cuando lleguen.
- Yo calculo que un par de horas.
- ¿y entonces por que me mandó a mi venir tan pronto Don Alfredo?
-Y a mí que me cuentas, te dejo que tengo mucho que hacer.
- Hola, ¿Tú eres?
- Roberto, me llamo Roberto.
- Muy bien Roberto así que tú eres nuestro compañero de hoy, el que va a sustituir a Carlos “el trípode” que se puso malo.
- Sí a mi me mandaron a sustituir a alguien, pero no sé como se llama.
- La verdad es que pareces poca cosa, yo esperaba un tío más de gimnasio.
- Sí eso mismo me dijo el del bar, pero ya le dije que yo en el trabajo me crezco, que mi jefe siempre me manda a todos los sitios.
- Ya te puedes crecer ya, que te va a hacer falta para sustituir “al trípode”.
- No os preocupéis que seguro que quedáis encantados conmigo, allí donde voy a trabajar, después siempre llaman a mi jefe para hablarle de mí.
- Me alegra saberlo, por cierto nosotros somos los multiorgasmics boys.
- ¿Sois todos hermanos?
- No, ¿Por qué?
- Como todos tenéis el mismo apellido… multiorgasmics boys.
- ¡Míralo que simpático el chiquitín!, espero que después trabajando seas igual de simpático, toma, aquí tienes la ropa, aunque no sé si te quedará un poco grande
- Si eso la remango.
- Tu mismo, pero que no se note mucho, ¿la ropa interior la traes tú?
- Sí claro, yo nunca voy a trabajar sin ropa interior
- No si al final va a ser todo un profesional.
- Se hace lo que se puede.
- Bueno vamos a ver, te voy a explicar, nosotros salimos primero, tu vienes detrás e imitas los movimientos que nosotros hagamos.
- Vale sin problema.
- Y sobre todo mantén el ritmo con la música que eso a las tías siempre les mola mogollón.
- No si yo solo vengo a trabajar, paso de las tías.
- A si me gusta, un verdadero profesional, pero bueno si hay que calzarse a alguna te la calzas.
- Hombre… si alguna se encapricha… yo tengo mucho sexappeal no os vayáis a pensar.
- Verás el chiquitín como nos sorprende, bueno tú vete preparándote que enseguida nos toca y deben estar todas las mujeres locas.
- Vale, vale, no sabía yo que había que prepararse tanto para sustituir a un recoge vasos.
-Qué simpático.
- Bueno estamos listos, ¿Cómo te encuentras con la ropa?
- Me queda un poco grande pero lo arregle con unos alfileres.
- Muy bien, ahora quédate aquí que vamos a ir saliendo, cuando te toque salir ya te lo dice Armando que es el que se queda aquí en el escenario.
- ¿Vamos a salir por el escenario?
- ¿Por dónde quieres salir si no?
- Yo pensé que salíamos por entre la gente, es mejor para ir cogiendo todo lo que halla por ahí.
- Míralo que salidito. Bueno vamos allá.
- Oiga Armando que esos hombres se estás desnudando.
- Pues claro, y ahora te toca salir a ti, hala cuando quieras.
- Que no, que no, que yo no salgo.
- déjate de miedos escénicos.
- Que no es miedo escénico, que yo vine a recoger vasos.
- Pues sales ahí y recoges sujetadores.
- ¡Que yo no salgo! Deje de empujarme…¡Socorro!
- Menos mal que saliste, pensé que tenía que entrar a buscarte, venga baila.
- Que esto está lleno de mujeres.
- Pues claro que está lleno de mujeres, es comadres.
- Que vergüenza si me ve mi madre.
- Baila y déjate de tonterías, a la de tres arrancamos los pantalones.
-¿queeeeeeee?
- Que te quites los pantalones y muevas el culo.
Que yo no hago eso.
- Mira todas las que son, como suban aquí nos linchan a todos, prepárate, una dos y tres.
- NOOO, yo no, pero que haces no me tires de los pantalones.
- ¡Suéltalos!
- Que no, que yo n o me despeloto
- Déjate de tonterías, anda mira si les gusta, se están riendo además me parece que te animan, no paran de gritar ¡Chiquitín, chiquitín!, Eso va por ti.
- Que no que van a mancillar mi nombre. ¡Ah! Que me dejaste sin pantalón!
- Pero a quien se le ocurre venir con unos gallumbos del pato Donald.
- A mi me gustan mucho.
- No y a ellas que no paran de reírse. No hay quien las entienda, las tienes a todas locas, se fijan más en ti que en nosotras.
- Señoras, por favor miren para otro lado que yo venía a recoger vasos.
- ¡Recógeme a mí que tengo un vaso aquí escondido para ti guapo!
- Señora por favor, un poco de respeto
- ¡Ven aquí, que te voy a hacer mío!
- Señora compórtese.
 - Roberto, que ahora nos toca quitarnos el tanga. ¿Dónde vas? No salgas corriendo, … ¡Por ahí no! ¡Que te estás metiendo en medio de todas las tías!... Bueno chicos nosotros sigamos a lo nuestro, que de este me parece a mí que no vamos a volver a saber nada hasta que acabe la fiesta.

Continuará…

miércoles, 15 de febrero de 2012

A la solombra´l mañana

L’ultimu aliendu
d’unes muries murnies
que reblagen nes foles
del fueu del mio llar.
Nel silencio cabero
qu’atopo’l to llau.
Siendo la primer vegada
que pásame daqué,
y de xuru que l’ultima.

Nun pueo dar vuelta
Dempues d'asómame
esmolecio  a la solombra´l mañana.

viernes, 10 de febrero de 2012

El entierro

-    Tú estás mal de la cabeza.
-    ¡Qué no! Que es muy fácil, tu solo tienes que ayudarme; llegamos allí, abrimos el nicho, sacamos a mi padre, le quitamos la chaqueta y lo volvemos a enterrar.
-    Pero eso es sacrilegio.
-    Eso no es sacrilegio, es una necesidad.
-    Pues hazlo tú solo.
-    No puedo, que yo no sé colocar ni un ladrillo y se va a notar.
-    Tú estás mal, de verdad que estás mal, ¿Cómo vamos a desenterrar a tu padre si lo enterramos ayer?.
-    Ya, pero ayer no me di cuenta de que el dinero lo tenía en la chaqueta con la que lo enterramos.
-    Pues habla con el cura.
-    Sí claro, para que me diga que hay que pedir permiso al Obispo, y a saber todos los pasos que habrá que dar.
-    Pues los das.
-    Y mientras yo estoy de caminata los gusanos dándose un festín con mi dinero.
-    Es que no es normal lo que me estás diciendo.
-    Ya sé que no lo teníamos que haber enterrado con el dinero, pero ahora ya está hecho y no hay vuelta atrás, tengo que ir a desenterrarlo y necesito que me ayudes.
-    Que yo no puedo hacer eso, que me da mucho yuyu.
-    Más yuyu me da a mí que es mi padre.
-    Pues no lo parece.
-    Es que necesito el dinero que si no pago mañana me expropian el piso, por eso llevaba mi padre esa cantidad de dinero con él.
-    Pues menos mal que no lo incinerasteis.
-    Me da mal, si además de perder a mi padre, pierdo el dinero y el piso, después me tenéis que enterrar a mí.
-    No sé Juan, a mi todo esto no me gusta un pelo, creo que lo mejor es hablar con el cura.
-    Eso, y le decimos que nos haga el cemento.
-    Que no, para pedirle permiso, que si nos pillan lo mismo nos excomulgan, ¿Es qué no te preocupa?
-    ¿Y a ti qué más te da que te excomulguen? Si nunca vas a misa, y además no crees en Dios.
-    Bueno, por si acaso que nunca se sabe.
-    Pues a mí la excomunión no me preocupa, me preocupa más la guardia civil.
-    ¡Meca, es verdad! Conmigo no cuentes.
-    Que sí hombre, que es un momento, solo es cuestión de organizarse.
-    ¿Y si nos pilla la guardia civil, qué nos puede pasar?
-    Que piensen que somos ladrones de tumbas y nos acusen de profanación.
-    ¡Ah, bueno! Mira tú, siendo así, ya me quedo mucho más tranquilo, mañana llamo a la mujer desde la cárcel y le digo “Paqui, que me detuvieron por ir con Juan a desenterrar a su padre”. Y cuando me pregunte que porqué, le digo que por que lo echabas mucho de menos.
-    Exacto
-    ¿Cómo qué exacto? Tú estás mal de la cabeza.
-    Es que lo del dinero no lo puedes decir.
-    ¿Por qué?
-    Por que mi hermano no sabe nada de lo del dinero, piensa que el piso está pago.
-    ¿Y cómo puede pensar eso?
-    Por que estaba pago.
-    No entiendo nada, si estaba pago ¿Por qué tienes que pagarlo otra vez?
-    Es que papá lo rehipotecó, para pagar unos asuntillos de él.
-    Que supongo que tampoco se pueden saber.
-    Mejor no quieras saberlos.
-    No si de tal palo tal astilla, menuda familia, pero bueno conmigo no cuentes, vete a hablar con el cura a ver si lo arreglas.
-    Si es que para cuando lo arregle igual ya no está el dinero. ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para poder desenterrar un cadáver?
-    Pues no sé, pero me suena que son 5 o 7 años.
-    La ruina, eso es la ruina, tenemos que hacerlo esta noche.
-    ¡Tienes! A mí no me metas en líos.
-    Que yo no lo puedo hacer solo.
-    Pues vete a hablar con el cura que seguro que no eres el primero a quien le pasa esto, seguro que existe algún procedimiento para hacerlo rápido.
-    Sí, el de enterramiento, funeral, desenterramiento y enterramiento de nuevo en servicio exprés. Es un nuevo servicio que presta la iglesia católica, lo aprobó la semana pasada Benedicto XVI.
-    No sé chico, pues vete al juzgado, quizás algún juez te ayude.
-    ¿Y si no lo hace? Contrato un abogado, un procurador, vamos a juicio, después apelamos y cuando la sentencia sea firme el dinero ya es carbonilla y encima tengo que pagar las costas del juicio.
-    Hay casos en los que el cuerpo permanece intacto durante años.
-    Sí, y cuando lo vas a tocar se deshace, así que seguiría sin dinero igual.
-    Pues no se me ocurre otra cosa.
-    A mí sí, que vengas conmigo y me ayudes esta noche.
-    Que no, que yo no voy.
-    Es que te necesito, y por cierto, tráete unas mascarillas.
-    ¿Para qué?
-    Por el olor, que mi padre era muy limpio, pero me da a mí que no debe de estar en su mejor momento.
-    Tú me quieres meter en la cárcel.
-    Igual la Paqui me lo agradece.
-    No, si bien mirado igual hasta te lo agradezco yo.
-    Pues listo, quedamos esta noche a la una.
-    ¡Que no!
-    Espera que me llaman por teléfono.
-    ¿Quién era?
-    Mi hermano.
-    ¿Y qué quería? Por que se te puso una cara muy rara.
-    Preguntarme por la chaqueta de papá.
-    Pero no decías que no sabía nada del dinero.
-    Y no lo sabía, pero es que la chaqueta era la verde.
-    ¿Y eso que tiene que ver?
-    Que me dice que la chaqueta verde siempre la ponía con el pantalón gris y que en el pantalón tenía dinero guardado para mi hermano y que a mí no me habían dicho nada.
-    ¿Y ahora?
-    Ahora vamos a sacarlo antes de que se le ocurra la misma idea a mi hermano.
-    Todo será que no coincidáis allí, a este paso vais a tener que hacer turnos entre los familiares para andar sacando a metiendo a tu padre en el nicho.
-    Déjate de decir tonterías y dime si vienes o no.
-    Bueno vale, pero te digo una cosa, me pido la camisa, la corbata, los calcetines, zapatos y la ropa interior que viendo como era tu padre…

jueves, 9 de febrero de 2012

Menudo Curro (decimo sexta entrega)

Continúo con los problemas laborales de Roberto, aunque hoy tengo que agradecer a Demetrio la mano que me echó para poder publicarlo.


- Váyase
- No puedo, tengo que entregarle esta carta.
- No hay nadie en casa.
- Como que no hay nadie si está usted hablándome.
- Soy un niño pequeño y mis padres me tienen prohibido abrir la puerta a extraños.
- Yo no soy un extraño, soy Roberto, y tengo que entregar esta carta aquí.
- ¿Qué Roberto?
- Pues Roberto, que Roberto va a ser. 
- Y yo que sé, no conozco a ningún Roberto.
- Es que nunca te había traído una carta.
- Pues entonces eres un extraño.
- No soy un extraño, soy un trabajador que tiene que entregar esta carta.
- Pues entréguela en otro sitio.
- No puedo, tiene que ser en esta dirección.
- Pues cambie la dirección.
- Eso tampoco lo puedo hacer por que entonces los datos no coinciden . Además,si solo es una firma. Me abres la puerta, recoges la carta, me firmas un papel y me voy y no te molesto más.
- Soy un niño y no sé leer ni escribir, así que no te firmo nada, ni trates de engañarme.
- Si eres un niño deberías estar en el colegio.
- Y tu con un trabajo decente y no molestando a la gente, no te jode.
- Cuando vea a tus padres les voy a decir que eres un mal educado.
- Yo a los tuyos les voy a decir que eres idiota.
- ¡Niño sin insultar!
- Además, o me dejas  tranquilo o te denuncio por pederastia.
- Pero si ni tan siquiera te estoy viendo.
- ¡voyeur!
- ¿Qué dices?
- ¡Mirón, que eres un mirón! ¿No te estarás tocando?.
- ¡No!   Solamente  quiero entregar una carta.
- Que no seas pesado, que no abro.
- Pues te la meto por debajo de la puerta, con el papel que tienes que firmar.
-  Como la metas lo quemo.
- ¡ Pirómano!
- Tu mételo y verás.
- Pues llamo a la Policía y que den parte de que no quieres coger la carta.
- Pues salgo y te doy dos leches.
- Pero si eres un niño pequeño.
- Pero voy al gimnasio y tengo el cinturón negro de karate.
- Esto es muy raro.
- Tú si que eres raro, raro y muy extraño.
- Pues esto lo tenemos que arreglar de alguna manera.
- Pones ahí, que no había nadie en casa y solucionado.
- ¡Que no puedo! Que tengo que poner la verdad.
- Pero si es verdad, si no hay nadie.
- Si estás tú es que hay alguien.
- Pero como soy un niño pequeño, casi que no cuento ni como persona.
- Como no vas a contar ¿Qué edad tienes?.
- Soy un feto, nací hace quince días.
- Pues si naciste hace quince días, estás asentado, constas como persona.
- Pues entones nací ayer, no, esta mañana.
- Si acabas de decir que naciste hace quince días.
- Es que soy tan pequeño que no sé contar.
- No sabes nada.
- Exacto, no sé leer, ni escribir, ni contar y mucho menos firmar.
- ¿Y sabes hablar?
- Es que soy un niño prodigio.
- Pues si naciste esta semana, tu madre tendrá que estar contigo, no te va a dejar solo.
- Mi madre sigue en el hospital.
- ¿ Y tú estás solo?
- Si, vine a vigilar la casa, para que no viniese nadie a tocar las narices queriendo entregar cartas.
- Y ahora que caigo, si naciste esta mañana como puedes tener un cinturón negro de karate.
- Es que durante el embarazo mis padres no hicieron otra cosa que ver pelis de Bruce Lee.
- Da igual, ahí dentro no te pudieron dar ningún cinturón negro.
- Pues será el cordón umbilical que está sucio.
- Que ahí dentro no se puede manchar.
- Pues será que mi padre es negro, es que todavía no lo conocí.
- ¿No estaba con tu madre durante el parto?
- Iría a buscar tabaco, yo que sé.
- En los hospitales no se puede fumar.
- Pues por eso, no estaba porque estaría fumando fuera. Por eso no lo ví.
- Esto no tiene ningún sentido.
- Menos mal que lo vas entendiendo. ¿Te vas ya?.
- No puedo, tengo que entregar una carta.
- ¿Pero a ti no te enseñaron a decir otra cosa?.
- Es que si no las entrego todas no cobro.
- ¿ Y a como cobras por carta?.
- No lo sé, hoy es mi primer día entregando cartas, por eso quiero hacerlo bien.
- ¿Y cuantas llevas entregadas?.
- Ninguna este es el primer sitio al que vengo.
- Pues como en todos tardes lo mismo que aquí, no acabas en un mes.
- Eso es verdad, así que haz el favor y recoge la carta.
- ¿Y si te pago yo lo que te den por entregarla y dices que nos cambiamos de dirección?.
- Pero eso es mentira.
- Y tu imbécil, nunca conocí a un tío más pesado.
- Claro como acabas de nacer, no pudiste conocer a mucha gente. De hecho ni a tu padre.
- ¡Que insinúa!
- No insinúo nada, solamente comento lo que usted me dijo.
- Pues a lo que le dije de que se fuese con viento fresco, no me hace ni caso.
- Es que tengo que entregar esta carta
- Y vuelta la burra al prao, usted se ha quedado en un bucle.
- Yo no me he quedado en ningún sitio. Sólo quiero hacer mi trabajo.
- Pues lo estas bordando chato, yo que tú me buscaba otro.
- Uy, si te contase todos lo que llevo, tendría para escribir un blog.
- Pues esto es como el Rasca y Gana. Siga probando porque aquí no entregas la carta.
- Pues nada, me has convencido. Yo pongo rehusado y listo.
- ¿Cómo que rehusado? Yo no rehúso nada, lo que pasa es que no estoy en casa.
- Será que no están tus padres.
- ¡Eso! Y no me vengas ahora de listillo.
- Bueno pues entonces me voy con la carta certificada.
- Menos mal, lo que me costó.
- Y ya le diré al notario que no os vais a presentar.
- Exacto.
- Pues adiós.
- Adiós…………..Oye por cierto…..
- ¿Si?.
- ¿Qué notario?.
- El de la herencia.
- Trae esa carta, que ahora abro.
- ¡Que no! Que ya puse que no había nadie.
- Pero si estoy yo.
- Pero acabas de nacer.
- Que voy a acabar de nacer, si ya tengo pelos en los huevos.
- ¡No seas grosero!, además te puedo recomendar un sitio para hacer la depilación Brasileña, donde me mandó mi jefe en una ocasión.
- Déjate de depilaciones y trae la carta que te parto la cara.
- ¡Que no! Que ahora ya no puedo entregártela
- ¡No corras!

 Continuará….

miércoles, 8 de febrero de 2012

Destierro mental

Destierro mental,
Destino compartido
Por una sociedad
Que calla lo que sabe
Y se deja controlar
Por miedo al miedo:
-si ya nos va mal,
¿no iremos mucho peor?
Y casi de una forma inmortal
Seguimos en el laberinto
Esperando un final
Sin héroes de leyenda
Y donde el minotauro no está.

lunes, 6 de febrero de 2012

Destino desconocido (historia por partes)

- Muchachos - con esta palabra, comenzó el capitán su elocución para dirigirse a la tripulación.
- Sé que les preocupa nuestro destino, y también soy consciente, que han conseguido apaciguar su curiosidad, evitando hacerme preguntas al respecto, algo que les agradezco. Como habrán observado, nuestra travesía es larga y oceánica, y nuestro destino es desconocido, me atrevería a decir que incluso para mí. – Un murmullo se extendió por toda la cubierta.
- Señores, hemos sido contratados por una gran compañía que espera aumentar sus producciones con nuevos recursos, y en ese sentido, es nuestra obligación mantener en secreto nuestro destino, para evitar de esta forma que los competidores de la compañía que nos ha contratado conozcan el lugar de donde vamos a obtener esos recursos, siempre y cuando seamos capaces de conseguir coronar nuestra misión con éxito.
Las personas que permanecían en cubierta, seguían atentamente las explicaciones del capitán y empezaban a pensar en cual podría ser ese destino y el material que deberían obtener, mientras que el capitán seguía aportando más datos.
- No haremos ninguna escala hasta llegar al puerto Gibraltar, en el Lago de Maracaibo, donde nos esperan dos representantes de la empresa que nos darán instrucciones e indicarán cual es nuestro destino final, así que por lo tanto, sólo me queda pedirles que sean capaces de mantener en secreto todo lo relacionado con este viaje, advirtiéndoles de mano que no me temblará el pulso si he de tomar cualquier medida disciplinaria contra cualquiera de ustedes que intente dar a conocer este secreto. Aplíquense pues en sus tareas para que tengamos una buena navegación y lleguemos lo antes posible al puerto de Gibraltar.
Después de estas palabras y alguna que otra indicación, el capitán se retiró ordenando a la gente que continuase con sus tareas.
Durante todo el día todos los comentarios se dirigían única y exclusivamente a la información aportada por el capitán y poco a poco a medida que pasaban las horas, las especulaciones sobre el destino final y los recursos que podían encontrar, iban en aumento.
No sobraron conjeturas, desde quien apostaba porque el material sería minerales, más concretamente oro, hasta quien apostaba por animales exóticos o maderas caras como el palo santo.
Los siguientes días no fueron muy diferentes y todo el mundo trataba de convencer a los demás de que sus pesquisas eran realmente las correctas.
Rodrigo permanecía indiferente a este juego en el que parecía participar toda la tripulación, por su parte, su única preocupación consistía en celebrar que aquel viaje le llevaría realmente lejos de su casa.
Durante esta travesía, Rodrigo haría todo lo que estuviese en su mano para ganarse la confianza del resto y tratar de pasar a formar parte, de una forma definitiva, de la tripulación, y para conseguirlo se aplicaba de una forma extenuante en la realización de sus tareas y en el aprendizaje de todo lo relacionado con la navegación.
A medida que pasaban los días los anhelos del pequeño se iban convirtiendo en realidad, ya nadie lo consideraba un extraño, si no que aun sin que el capitán hubiese dado su beneplácito, todo el mundo lo trataba como un integrante más.
Tanto Felipe como Alfonso fueron coincidiendo más con el polizón, y más concretamente los dos jóvenes que constantemente y de una forma descarada planificaban conjuntamente locos planes de futuro cargados de riqueza y aventuras. Planes que Felipe se encargaba de tirar por tierra no tanto por tratar de poner a los dos con los pies en el suelo, si no por divertirse frustrando los planes imaginarios de los dos amigos.
Al oficial de cubierta no le pasó desapercibida la forma en la que la amistad de ambos iba creciendo, algo que atribuyó al hecho de la semejanza en la edad, algo que les vino muy bien ya que de esa forma no llegó a sospechar que Alfonso hubiese dado comida y mantenido el secreto durante los días en los que Rodrigo permaneció oculto. Pero al verlos tan buenos amigos, pensó que lo mejor para que Rodrigo acabase por acoplarse era ponerlo en la cocina y de esa forma a partir de ese momento los dos chicos se convirtieron en inseparables.


Continuará…

viernes, 3 de febrero de 2012

Micro relato

—Joderme —repite Micky saboreando la palabra. Tastando la impresión despertada.
Narró su historia, compartiendo su vida y logrando diseccionar cada uno de los momentos más importantes con la precisión de un bisturí, utilizando las palabras exactas.
Gracias a su alocución, entendimos sus miedos, sus histerias, sus esperanzas y comprendimos su vida.
Lo que nunca comprendimos es lo que nos llevó a compartir aquel momento, nunca olvidaremos la traumática experiencia de ser secuestrados por un ratón de laboratorio cuyo ego se había exacerbado por el simple hecho de llamarse Micky y creer que todos los humanos solo pretendíamos joderle.

jueves, 2 de febrero de 2012

Menudo Curro ( Decimoquinta entrega)

Esta historia me la contó un buen amigo, así que se la debo a Carlos a quien le deseo todo lo mejor en la vida, excepto en lo futbolístico.



- Hola, Buenas tardes.
- Buenas tardes, ¿En que puedo ayudarle?
- ¿Es usted Don Alfredo?
- Sí señor, ¿Y usted es?
- Me llamo Francisco, de Muebles Paco.
- Don Francisco, dígame ¿Ha tenido usted algún problema con el empleado que le envié para cubrir la baja que tenía?
- No, no he tenido ningún problema.
- Esto si que es una novedad
- ¿Qué decía?
- No nada, y dígame ¿A que debo su llamada?
-Era para preguntarle si mañana me podría enviar a Roberto de nuevo.
- ¿Está usted tomándome el pelo?
- Al contrario, lo digo totalmente en serio. ¿Es qué hay algún problema?
- No problema ninguno, simplemente que me llama mucho la atención.
- Quiero que vuelva mañana por que hoy me ha demostrado que es un gran trabajador y una mente despierta y rápida.
- Está bien, ya sé de que va todo esto, ¿qué le estropeó? ¿Cuánto quiere de indemnización?
- ¡Oiga! ¿Usted está mal de la cabeza? ¿Qué forma es esa de hablar de sus empleados? Y más del pobre Roberto con lo bueno que es.
- Aquí debe de haber un error.
- Le digo una cosa, si tengo que pagarle un poco más para que vuelva mañana, se lo pago sin problema, pero no me mande a otro, es más si me va a mandar a otro, le advierto que no lo quiero.
- Si por mi no hay ningún problema, por mi como si se quiere casar con él, yo se lo mando todos los días que quiera, es más si lo quiere meter en la nómina de su empresa, por mi sin problema ninguno, pero es que me está resultando rarísimo todo lo que me está diciendo.
- Pero si es el mejor empleado que he tenido en la vida.
- En mi empresa también es el más “destacado” que he tenido nunca, pero insisto si lo quiere, todo para usted.
- Pues no le diría yo que no, mándemelo mañana y ya hablaremos.
- Como usted quiera, por cierto ¿le puedo hacer una pregunta?
- Sí, dígame.
- Exactamente, ¿qué fue lo que hizo Roberto para que le gustase tanto?
- Es un profesional como la copa de un pino, estuvo toda la mañana viendo todos los muebles, revisando los precios para aprendérselos, hasta hizo un esquema de la ubicación de cada uno.
- Eso sería para no perderse.
- Y después de hacer eso, se dedicó a estudiar la calidad de los materiales, e incluso se preparó un buen discurso para sorprender a los clientes con su retórica.
- ¿Y atendió a alguno?
- Sí al único que entró.
- ¿Y logró venderle algo?
- No, pero estuvo muy hábil mentalmente.
- Eso va a tener que explicármelo.
- Se lo explico encantado.
- Estoy impaciente.
- Pues el cliente entró y estuvo mirando los muebles, cuando Roberto le vio le dejó que los mirase un rato a su aire, antes de ofrecerle su ayuda.
- Sería que no se atrevería a hablar con él, hasta que éste le pidió algo.
- Que no, que no, que fue todo un profesional.
- Si usted lo dice.
- Y cuando fue a hablar con el cliente, éste se fijó en un mueble para el salón, que la verdad es que es una monada.
- Pero si usted me dijo que no vendió nada.
- No, no vendió nada , pero en cuanto el cliente le dijo que le encantaba el mueble, pero que era demasiado grande para el salón…
- No me diga más Roberto se lo cortó, y usted me llama para que me haga cargo.
- Pero usted está empeñado en vilipendiar a ese trabajador.
- No es que esté empeñado, es que lo conozco, y créame sé de lo que es capaz.
- Pues se equivoca, quién se empeñó en cortar el mueble fue el cliente.
- Y Roberto se interpuso y agredió al cliente, y es el cliente quien me va a demandar.
- Oiga, yo que usted me tomaba una valeriana.
- La tomo cada mañana desde que Roberto trabaja aquí.
-Le sigo contando y haga el favor de no interrumpirme, que Roberto no le pegó a nadie.
- Era una suposición, aunque la verdad es que normalmente es a él a quien suelen pegar, pero siga, siga.
- Bien pues cuando el cliente le propuso eso a Roberto, éste vino a mi oficina a preguntarme y me dijo que había un gilipollas que quería cortar el mueble a la mitad para llevárselo a casa, y que él ya le había dicho que le parecía imposible, pero que venía a preguntarme a mí. Y ahí fue donde me demostró su gran agudeza mental.
- ¿Qué hizo, inventó una forma de reducir el mueble sin falta de cortarlo?
- Oiga, ¿usted está bien?
- Estoy perfectamente, pero sigo creyendo que esto es una broma, es la primera vez que me sucede el que alguien piense que el que está mal soy yo, y el que está perfectamente es Roberto.
- Pues le puedo asegurar que así es, ese chico está perfectamente. Porque cuando vino a preguntarme eso a mi oficina, no se había dado cuenta de que el cliente le había seguido, así que yo al oír que lo llamaba gilipollas, traté de hacerle señas para que se diese cuenta de su error.
- ¿y usted cómo logró salir de ese enredo?
- Yo no lo hice, fue el propio Roberto, quien al ver mis señales se dio la vuelta y vio al cliente y entonces con toda la tranquilidad del mundo se giró hacia mí y me dijo, y después de eso, llegó este otro señor y dice que quiere la otra mitad.

Continuará…

miércoles, 1 de febrero de 2012

Poema n'asturiano

Recuperamos les publicaciones diaries.



Les vueltes



Querer fuxir y non poder,
Querer tornar y no ser quien,
Llastimao pola vida
Mancao pa vivila,
Con puxu pa seguir
Pero sin ganes de facelo,
Somorguiándose no fondero
Col llastre’l pasao,
¿ú ta la sorrisa del neñu?
Pa sofaldiar el futuru.