lunes, 10 de diciembre de 2012

Destino desconocido (historia por partes)


Destino desconocido.


La comida fresca en vez de las salazones y los encurtidos del barco, les animó, aunque lo que fue de más ayuda para subirles el ánimo fueron los vasos de vino a los que les convidaron sus compañeros.
Poco a poco los dos muchachos se vieron envueltos en el ambiente festivo de la taberna, donde miembros de la tripulación y habitantes locales compartían tragos, historias y risas.

Tanto Rodrigo como Alfonso se relajaron y se dedicaron a engullir la comida que tenían delante sin prestar excesiva atención a los griteríos que se producían a su alrededor, hasta que un aumento significativo de los mismos, les hizo reaccionar con la suficiente buena suerte como para librarse de una silla que se dirigía hacia ellos.

El vuelo de la silla parecía el detonante que todas las personas que estaban presentes en la taberna, estaban esperando para iniciar una pelea colectiva.

Puñetazos por doquier, golpes, gritos, objetos volando y fracturándose contra partes del cuerpo de alguno de los presentes fue en lo que se convirtió aquella, poco antes, festiva taberna.
Rodrigo tuvo que andarse listo para evitar algún que otro golpe malintencionado, aunque no pudo evitarlos todos, al menos si consiguió salir indemne de la mayoría y minimizar las lesiones de aquellos que no logró esquivar.

Alfonso por su parte, estuvo más pendiente de su compañero que de si  mismo, hasta que un golpe en la cabeza, que le abrió una buena brecha, le hizo girarse y perder de vista a Rodrigo.

Al primero le costaba trabajo alcanzar su objetivo, que no era otro que lograr acercarse a alguna puerta o ventana que le permitiese poder salir al exterior y alejarse de aquél tumulto; durante un par de ocasiones logró acercarse a menos de un metro de la puerta, pero los constantes empujones y caídas al suelo de los contendientes le hicieron tener que sortear a varios de los alborotadores y perder distancia respecto a la salida.

Fue en uno de esos intentos por alcanzar una salida cuando notó que alguien le agarraba por el brazo, empujándolo con fuerza hacia atrás, en plano desplazamiento tropezó con algo que estaba en el suelo, probablemente los restos de alguna mesa y  trastabilló, cayendo de bruces contra el suelo.

El sabor salado de su propia sangre le llegó a la boca, se palpó los labios y se dio cuenta que tenía una pequeña herida sin importancia en los mismos, antes de volver a ponerse de pie, miró a su alrededor y vio cerca de él el cuerpo de Alfonso que estaba tirado en el suelo y en el centro de la taberna, justo donde mas gente estaba participando en la pelea. Rodrigo temió por su amigo, en cualquier momento podía ser pisoteado o aplastado, así que le llamó por su nombre, pero Alfonso no reaccionó, no dio muestras de oírlo, parecía que estuviese inconsciente o tal vez algo peor.

Se incorporó de un salto y su espalda golpeó contra otro cuerpo, que al sentir el contacto lo agarró por el hombro haciéndolo girar para hundir un puño en su cara, en el ultimo momento aquel hombre, que era uno de los miembros de la tripulación, reconoció al pequeño polizón y se refreno. Por un breve instante le miró y preguntándole que si estaba loco le instó a que abandonase el local, después de la advertencia buscó en quien descargar el golpe que poco antes estaba dirigido a Rodrigo y retomó la pelea aún con más brío.

A trompicones, esquivando todo lo que se ponía a su paso, poco a poco, fue llegando a la altura de Alfonso que seguía inmóvil y sin dar ninguna muestra de encontrarse bien. Cuando por fin llegó a su altura, agarró a su amigo por los sobacos y lo arrastró hacia la pared más próxima, en aquel intento tuvo que evitar en un par de ocasiones que pisasen a su amigo.

Cuando logró apoyarse en la pared, exhausto por el esfuerzo, pero presa del pánico por la situación de Alfonso, miró a su amigo a la cara y vio como tenía su rostro manchado de sangre, que procedía de una brecha que tenía abierta en la cabeza, en principio la herida no parecía tan profunda y no explicaba el estado de su compañero, un estado que le parecía menos preocupante ahora que había comprobado que su amigo respiraba.

Buscó a su alrededor y lo mejor que encontró para tratar de reanimar a su compañero fue un vaso de vino que aún se mantenía intacto a pesar de que la refriega hubiese acabado con casi todo lo que antes formaba parte de la taberna. Arrojó los restos del vaso de vino a la cara de su amigo mientras que le daba unas pequeñas bofetadas para enfatizar el efecto del sobresalto que esperaba causar con el líquido.

La tarea fue bastante mas costosa de lo que en un principio se esperaba, Alfonso tardó bastante en reaccionar y cuando por fin lo hizo, parecía estar en una especie de sopor que le impedía concentrarse en la realidad que le rodeaba.

Rodrigo miró a su alrededor y comprobó que poco a poco, los contendientes cedían en su empeño, en parte por el cansancio y en mayor medida por que eran cada vez menos los que aún presentaban ganas de pelea después de haber desahogado sus instintos. Aquella especie de calma relativa después de todo lo vivido anteriormente, le pareció una buena oportunidad para tratar de alejarse de allí.

Asió a su compañero y situó su brazo a su espalda mientras que con el hombro hacia presión por debajo de la axila de su compañero a la vez que le mantenía el brazo extendido y se lo sujetaba con la mano que le quedaba libre. De esta forma y tambaleándose como si se tratase de dos borrachos que regresasen a sus casas después de una buena noche de juerga, logró ir acercándose a la salida.

Una vez fuera, se dirigieron hacia una fuente que estaba próxima al local, allí se sentaron y trataron de recuperarse, mientras que con el agua Rodrigo limpiaba la sangre de ambos.

En esas estaban cuando los encontró el primer oficial, al que no le hicieron falta muchas explicaciones para comprender lo que había ocurrido.

- Creo que comienzan un poco pronto las peleas, ¿no les parece señores?

Antes de que pudiesen contestar por la puerta de la taberna salieron despedidos otros dos miembros de la tripulación, que cayeron a pocos metros de donde se encontraban bajo la estricta mirada del primer oficial.

Continuará…

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