viernes, 6 de enero de 2012

Menudo Curro ( Decimotercera entrega)

Aunque no os lo creáis, esta historia de hoy está un poco exagerada, pero no tanto como se podría suponer, la realidad siempre supera a la ficción.


Menudo Curro



- Pasa, Roberto, pasa.
- Diga, Don Alfredo.
- Me acaban de llamar del ayuntamiento para comentarme sobre tu trabajo de ayer.
- ¿Y por qué no me los pasó?, si quieren que repita el año que viene, por mi no hay ningún problema. Aunque me estresé un poco.
-¿Sí?, ¡no me digas! Ya lo lamento, ya.
- Sí jefe, pero si están contentos estaría dispuesto a hacer un esfuerzo y repetir el año que viene.
- Pues creo que sí, que vas a repetir el año que viene.
- ¡Lo ve, Don Alfredo! ¡Ya se lo decía yo!
- Sí, te van a volver a llamar para que hagas de burra de carga, menuda bronca me cayó por tu culpa.
- No entiendo nada Don Alfredo.
- Ese es tu problema, que nunca entiendes nada.
- Pero si yo lo hice casi todo bien, y eso que tuve que aguantar a aquel grupo de chiquillos que no paraban de tirarme caramelos.
- Vale que los niños te tirasen caramelos, y de acuerdo que tienes razón, porque los localizó la policía, pero que un rey mago se esconda detrás de la silla de la carroza y no quiera salir está muy feo, y más si se pasa medio desfile gritando que no sale hasta que no detengan a esos criminales.
- Jefe, es que tenían muy buena puntería, yo creo que estuvieron entrenando casi todo el año.
- Sí, estuvieron entrenando para cometer un regicidio y acabar con Gaspar. ¿Pero tú no escuchabas los abucheos?
- Sí, jefe era la gente pidiendo que detuviesen a esos futuros presidiarios.
- No, imbécil, era la gente pidiendo que volvieses a tu sitio, si es que entre los gritos que dabas y la forma en que te vistieron, más que un rey mago parecías una reinona en una carroza del día del orgullo gay.
- Pues no se crea, que cuando fuimos al asilo a visitar a los ancianos, una de las monjas me dijo que con el pelo y la barba que estaba muy guapo, que me parecía a nuestro señor Jesucristo, la verdad es que me dio miedo.
- ¿Qué fue lo que te dio miedo, parecerte a Jesucristo o gustarle a alguien?
- Lo que me dio miedo fue la monja, que cuando subimos en el ascensor me miraba de una forma muy rara.
- Si claro, seguramente pretendía montárselo contigo en el ascensor.
- Pues yo que sé jefe, allí encerrada y tanto tiempo sin catarlo, eso no puede ser bueno.
- Lo que no es bueno es lo que armaste allí. También se quejaron desde el ayuntamiento de la pobre señora de la silla de ruedas.
- Eso no fui yo, eso fue cosa de Baltasar.
- ¿Cómo que fue cosa de Baltasar?
- Si Don Alfredo, es que Baltasar es senegalés, y no habla muy bien el español, así que cuando fue a hablar con la señora, ésta le malinterpretó.
- ¿Cómo que le malinterpretó?
- Si jefe porque Baltasar le pregunto a la señora que qué tal se encontraba, y ella le dijo que mal, que se encontraba bastante mal, y entonces Baltasar le dijo que no se preocupase, que ya vería que pronto se iba a recuperar, y ahí fue cuando se armó todo.
- ¿Cómo se va a armar todo por decirle a una señora que se va a recuperar pronto?
- Es que la señora también estaba mal del oído, y le entendió que pronto le iban a operar, entonces se puso como una loca a chillar que de qué la iban a operar, que a ella que no la operaba nadie, y con la misma energía se levantó de la silla y empezó a golpear a Baltasar, tuvieron que venir dos conserjes a sujetar a la señora y explicarle lo que había dicho Baltasar, pero con tanto alboroto, el resto de ancianos también se alteró, y se preguntaban unos a otros que estaba pasando, hasta que uno de ellos dijo que la señora de la silla de ruedas estaba pegando a Baltasar por ser negro, y otro de los ancianos al escuchar esto empezó a dar un discurso intentando animar al resto para que denunciasen cualquier tipo de agresión racista.
- Pero, ¿qué me estás contando?
- Sí jefe, parece ser que el señor que daba el discurso, antes de jubilarse y acabar en el asilo, había estado liberado muchos años en un sindicato, y claro, eso quieras que no, deja secuelas.
- Que secuelas ni que secuelas, el que tiene secuelas eres tú, pero todavía no sé de qué.
- Que sí jefe que sí, que además este señor cuando yo le estuve visitando antes me di cuenta de que no estaba muy bien.
- Vamos, que como si te vieses reflejado en un espejo.
- Es que cuando lo saludé, me preguntó que quien era.
- Eso me parece bastante normal.
- Y yo le dije que era Gaspar, entonces me preguntó que qué Gaspar, que si era el presidente del BarÇa, y yo le dije que no, que ese señor ya no era presidente del BarÇa, que yo era Gaspar el rey mago.
-Y él ¿qué te dijo?
- Que no sabía que Gaspar era, pero que mi cara le sonaba.
- Si, si entre todas las que armas, al final acabarás haciéndote famoso.
-¿Usted cree jefe? Igual hasta hacen una serie sobre mi.
- Sí, una serie sobre tarados.
-¿Entonces usted cree que no me van a volver a llamar el año que viene?
- Pues yo creo que no, mas que nada porque cuando te recibió el alcalde no le hizo mucha gracia cuando al preguntarte qué si ya os conocíais, le contestaste que sí, pero que igual no te reconocía, porque la última vez que os habíais visto estabas vestido de Spiderman .
-Pero es verdad jefe.
- Ya sé que es verdad, pero normalmente a la gente no le gusta que le recuerden días como aquel, en el que gracias a ti, tuvimos que salir corriendo mientras nos perseguía la gente.
- Pues me hacía ilusión que me llamasen.
- De todo, te van a llamar de todo, la verdad es que ya no sé que voy a hacer contigo, no sé que trabajo te voy a dar.
- Por eso no se preocupe jefe, yo puedo hacer casi de todo.
- Sí, casi de todo mal, lo que estoy intentando de encontrar es algo que hagas bien.
- No se preocupe jefe, que seguro que enseguida lo encontramos.
- Déjame dudarlo.

Continuará…

1 comentario:

  1. Este Roberto es un incomprendido, el siempre quiere hacerlo todo bien y se esfuerza y todo, jaja

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