lunes, 27 de febrero de 2012

Destino desconocido (historia por partes)

Cuando el barco enfiló la entrada al lago de Maracaibo, el tiempo y la convivencia transcurrida durante la navegación, habían convertido a Rodrigo en uno más de sus compañeros, así que aquella mañana ante la expectación general de la tripulación por asomarse por cubierta para poder apreciar la tierra que se extendía a ambos lados del barco, él participó como uno más relegando momentáneamente sus obligaciones en la cocina.
Para Rodrigo era la primera vez que experimentaba la sensación de volver a ver tierra después de un largo viaje, pero como pudo comprobar, para el resto de los hombres, a pesar de ser marineros experimentados, esa visión también les causaba un extraño cosquilleo y una cierta felicidad.
La entrada en el lago de Maracaibo, no era el final de su viaje, aún les quedaba cruzar todo el lago hasta el extremo más alejado para llegar a la ciudad de Gibraltar, donde el capitán les había dicho que harían escala.
Los ánimos en el barco eran distintos aquel día, todo el mundo realizaba sus tareas con gran diligencia al tiempo que se escuchaban estrofas de canciones por una y otra parte del barco.
Parecía que todo el mundo estaba ansioso por desembarcar y estar en tierra firme, solo les quedaba saber el tiempo que el capitán alargaría su estancia y que hombres tendrían la mala suerte de tener que quedarse de vigilancia en el barco.
El tiempo que duró el trayecto hasta que iniciaron las maniobras de atraque y amarre en el puerto le pareció interminable para el pequeño Rodrigo, que fue citado por sorpresa por el capitán una vez que este dio las oportunas órdenes para llegar a puerto.
Una vez en el camarote del capitán este le indicó, que ante él tenía, una nueva ciudad, un nuevo mundo como habían venido a llamar a este continente y una nueva oportunidad de iniciar una nueva vida, también le indicó que durante este tiempo se había adaptado perfectamente a la vida en alta mar, y que había logrado hacerse un hueco entre sus compañeros. Durante la travesía le había estado observando y consideraba que perfectamente podría formar parte de la tripulación, así que en sus manos dejaba la elección. Cuando llegasen a puerto podía desembarcar y recorrer libremente la ciudad, el capitán calculaba que de salir todo bien solamente pasarían dos días allí, así que si a la hora de partir decidía continuar con ellos, solamente tendría que subir al barco antes de la partida, aunque esta vez le recomendaba que subiese al barco como uno más y no como un polizón.
Rodrigo agradeció al capitán sus palabras y se dispuso a salir del camarote cuando D. Alvaro de Guzmán le detuvo de nuevo.
- Un momento muchacho.
- Señor.
- Si va a desembarcar necesitará esto.
Le dijo al tiempo que le entregaba unas cuantas monedas.
- ¿Y esto, señor?
- Es en pago por los días que has estado trabajando con nosotros.
- Pero es mucho dinero.
- Si tiene que empezar una nueva vida lo necesitará, y en caso de que su decisión sea la de acompañarnos, le recomiendo que invierta una parte de ello en ropa y calzado, tanto para preservarse de las inclemencias de la mar como las de tierra firme.
- A sus órdenes mi capitán.
- Puede usted retirarse, esperaré su decisión.
- Creo que la tengo clara.
- No se apresure, vea como puede ser su nueva vida y después tome la decisión, espero que sea para bien. Ahora por favor, retírese, tengo varias cosas que hacer.
- Como ordene.
Cuando salió del camarote fue directo a la cocina en busca de Alfonso para comentarle su conversación con el capitán, ahora solo esperaba que su amigo estuviese entre los miembros de la tripulación que podían bajar a tierra, para poder conocer juntos Gibraltar.

Continuará….

1 comentario:

  1. Seguro que se queda en el barco, todavia le quedan muchas aventuras por vivir...

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