jueves, 2 de febrero de 2012

Menudo Curro ( Decimoquinta entrega)

Esta historia me la contó un buen amigo, así que se la debo a Carlos a quien le deseo todo lo mejor en la vida, excepto en lo futbolístico.



- Hola, Buenas tardes.
- Buenas tardes, ¿En que puedo ayudarle?
- ¿Es usted Don Alfredo?
- Sí señor, ¿Y usted es?
- Me llamo Francisco, de Muebles Paco.
- Don Francisco, dígame ¿Ha tenido usted algún problema con el empleado que le envié para cubrir la baja que tenía?
- No, no he tenido ningún problema.
- Esto si que es una novedad
- ¿Qué decía?
- No nada, y dígame ¿A que debo su llamada?
-Era para preguntarle si mañana me podría enviar a Roberto de nuevo.
- ¿Está usted tomándome el pelo?
- Al contrario, lo digo totalmente en serio. ¿Es qué hay algún problema?
- No problema ninguno, simplemente que me llama mucho la atención.
- Quiero que vuelva mañana por que hoy me ha demostrado que es un gran trabajador y una mente despierta y rápida.
- Está bien, ya sé de que va todo esto, ¿qué le estropeó? ¿Cuánto quiere de indemnización?
- ¡Oiga! ¿Usted está mal de la cabeza? ¿Qué forma es esa de hablar de sus empleados? Y más del pobre Roberto con lo bueno que es.
- Aquí debe de haber un error.
- Le digo una cosa, si tengo que pagarle un poco más para que vuelva mañana, se lo pago sin problema, pero no me mande a otro, es más si me va a mandar a otro, le advierto que no lo quiero.
- Si por mi no hay ningún problema, por mi como si se quiere casar con él, yo se lo mando todos los días que quiera, es más si lo quiere meter en la nómina de su empresa, por mi sin problema ninguno, pero es que me está resultando rarísimo todo lo que me está diciendo.
- Pero si es el mejor empleado que he tenido en la vida.
- En mi empresa también es el más “destacado” que he tenido nunca, pero insisto si lo quiere, todo para usted.
- Pues no le diría yo que no, mándemelo mañana y ya hablaremos.
- Como usted quiera, por cierto ¿le puedo hacer una pregunta?
- Sí, dígame.
- Exactamente, ¿qué fue lo que hizo Roberto para que le gustase tanto?
- Es un profesional como la copa de un pino, estuvo toda la mañana viendo todos los muebles, revisando los precios para aprendérselos, hasta hizo un esquema de la ubicación de cada uno.
- Eso sería para no perderse.
- Y después de hacer eso, se dedicó a estudiar la calidad de los materiales, e incluso se preparó un buen discurso para sorprender a los clientes con su retórica.
- ¿Y atendió a alguno?
- Sí al único que entró.
- ¿Y logró venderle algo?
- No, pero estuvo muy hábil mentalmente.
- Eso va a tener que explicármelo.
- Se lo explico encantado.
- Estoy impaciente.
- Pues el cliente entró y estuvo mirando los muebles, cuando Roberto le vio le dejó que los mirase un rato a su aire, antes de ofrecerle su ayuda.
- Sería que no se atrevería a hablar con él, hasta que éste le pidió algo.
- Que no, que no, que fue todo un profesional.
- Si usted lo dice.
- Y cuando fue a hablar con el cliente, éste se fijó en un mueble para el salón, que la verdad es que es una monada.
- Pero si usted me dijo que no vendió nada.
- No, no vendió nada , pero en cuanto el cliente le dijo que le encantaba el mueble, pero que era demasiado grande para el salón…
- No me diga más Roberto se lo cortó, y usted me llama para que me haga cargo.
- Pero usted está empeñado en vilipendiar a ese trabajador.
- No es que esté empeñado, es que lo conozco, y créame sé de lo que es capaz.
- Pues se equivoca, quién se empeñó en cortar el mueble fue el cliente.
- Y Roberto se interpuso y agredió al cliente, y es el cliente quien me va a demandar.
- Oiga, yo que usted me tomaba una valeriana.
- La tomo cada mañana desde que Roberto trabaja aquí.
-Le sigo contando y haga el favor de no interrumpirme, que Roberto no le pegó a nadie.
- Era una suposición, aunque la verdad es que normalmente es a él a quien suelen pegar, pero siga, siga.
- Bien pues cuando el cliente le propuso eso a Roberto, éste vino a mi oficina a preguntarme y me dijo que había un gilipollas que quería cortar el mueble a la mitad para llevárselo a casa, y que él ya le había dicho que le parecía imposible, pero que venía a preguntarme a mí. Y ahí fue donde me demostró su gran agudeza mental.
- ¿Qué hizo, inventó una forma de reducir el mueble sin falta de cortarlo?
- Oiga, ¿usted está bien?
- Estoy perfectamente, pero sigo creyendo que esto es una broma, es la primera vez que me sucede el que alguien piense que el que está mal soy yo, y el que está perfectamente es Roberto.
- Pues le puedo asegurar que así es, ese chico está perfectamente. Porque cuando vino a preguntarme eso a mi oficina, no se había dado cuenta de que el cliente le había seguido, así que yo al oír que lo llamaba gilipollas, traté de hacerle señas para que se diese cuenta de su error.
- ¿y usted cómo logró salir de ese enredo?
- Yo no lo hice, fue el propio Roberto, quien al ver mis señales se dio la vuelta y vio al cliente y entonces con toda la tranquilidad del mundo se giró hacia mí y me dijo, y después de eso, llegó este otro señor y dice que quiere la otra mitad.

Continuará…

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