viernes, 14 de octubre de 2011

Cuento infantil

Los peques también tienen espacio en este blog, he aquí la prueba.


Juan tolotiro

Juan era un niño feliz, pero estaba triste.
Él era feliz porque sus padres, sus amigos, sus hermanos y sus familiares le querían mucho.
Pero al mismo tiempo estaba triste porque sus amigos le llamaban Juan tolotiro.
Tolotiro no era su apellido, pero lo llamaban así porque Juan era bastante torpe.
De hecho en más de una ocasión, de las muchas en las que se le habían caído las cosas de la mano, o había tropezado con algo, haciéndolo caer al suelo y rompiéndolo, él mismo había exclamado, ¡Jo, tolotiro!
Y por eso cada vez (y eran muchas) que se caía algo al suelo, nunca faltaba alguien a su alrededor que le decía: Juan tolotiro, ¿ya se cayó algo otra vez?
Juan trataba de que esto no le afectase, pero había veces que era realmente muy superior a él.
Se acordaba de aquel día de verano en la playa, cuando entre él y todos sus amigos habían construido un precioso y maravilloso castillo de arena, para participar en el concurso de castillos de arena, y poco antes de que el jurado hubiese valorado su trabajo, Juan tuvo la mala suerte de tropezar y caer encima del castillo, estropeando así el trabajo que habían hecho, y la posibilidad de ganar el premio. Sus amigos le perdonaron, pero Juan quedó muy triste por culpa de su torpeza.
Y situaciones como esta le ocurrían en muchas ocasiones, sus amigos no querían prestarle ni dejarle jugar con nada que se pudiese romper, porque a pesar de todos sus esfuerzos por tratar de evitarlo, de una u otra manera, siempre acababan en el suelo.
Un día, Juan estaba de excursión con sus amigos, y entre ellos estaba Fernando; Fer era un chico que no estaba muy bien de salud, y por culpa de eso, siempre tenía que estar pendiente de tomar unas medicinas, porque si se olvidaba de hacerlo, podía tener que ingresar en el hospital.
El caso es que Juan, sabía perfectamente la historia de Fernando, y siempre le recordaba lo de sus medicinas, así que cuando llegó la hora de tomarlas, Juan, como buen amigo, le recordó a Fer que debía tomarlas.
Fer se puso a buscar una bolsa en la que había llevado su merienda y las medicinas, pero no la encontró por ningún lado, así que empezó a preocuparse, y le preguntó a todos los chicos si habían visto la bolsa, pero ninguno sabía nada de ella, a excepción de Juan, que recordó haber tirado la bolsa pensando que solo tenía basura.
Decidieron dar la vuelta y regresar al sitio donde Juan había tirado la bolsa, que era dentro de un contenedor de basura. Juan que estaba muy preocupado porque a Fer no le pasase nada, iba el primero, y fue corriendo hacia el contenedor, para abrir la tapa y mirar dentro a ver si podía recuperar la bolsa, pero con el ímpetu que puso en su acción, golpeó muy bruscamente el contenedor y este cayó al suelo, arrojando parte de la basura de su interior al caudal de un río que discurría por detrás del sitio donde estaba el contenedor.
Todos los niños, vieron alarmados como la bolsa con las medicinas de Fer era arrastrada por la corriente del rio.
Aquel día, como Fer no pudo tomar sus medicamentos, tuvo que ser ingresado en un hospital, y Juan tolotiro, decidió, que a partir de aquel día nunca más volvería a vivir con otras personas, Juan pensó en buscar un sitio apartado donde poder ir a vivir para no volver a cometer más errores que perjudicasen a los demás.
Juan había preparado la bolsa con todas sus cosas para abandonar su hogar e ir a la búsqueda de ese lugar apartado donde poder dejar de molestar a los demás, y cuando salía de su casa, se encontró con la mamá de Fer que venía a hablar con él.
Juan pensó que la bronca que le iba a caer, sería tremenda, y aunque él no pretendía hacer daño a Fer, la verdad es que lamentaba muchísimo todo lo que había ocurrido.
Cuando la mamá de Fer llegó a la altura donde estaba Juan, se arrodilló enfrente de él, y empezó a llorar, al tiempo que le decía: ¡Gracias Juan, muchas gracias! Cuando le preparé las medicinas a Fer para la excursión, me confundí de medicinas, y si se las hubiese tomado, podría incluso hasta haber muerto, así que cuando le tiraste las medicinas a l rio, sin tu saberlo, le estabas salvando la vida a Fer.
Juan por primera vez en su vida, se sintió orgullosos de sí mismo, y sintió que hasta su torpeza, podía ser buena en algún momento, así que a partir de aquel día, aunque todo el mundo lo llamase Juan tolotiro, él se sentía feliz y alegre, porque sabía que a pesar de que los demás no lo comprendiesen, él tenía un don muy especial.

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