viernes, 7 de octubre de 2011

Grecia (no sé si llamarlo cuento o reflexión de actualidad)

Probablemente esta idea me podría dar para algo más, pero esta autodisciplina que me he impuesto de procurar publicar algo cada día de semana, hace que de momento lo deje aquí, aunque quizás algún día lo recupere.

Grecia



Si he de ser sincera y contaros todo lo que he vivido, probablemente no me creeríais, pero a mis años ya es poco lo que me preocupa que me crean o no.
Ya he olvidado el tiempo que hace de mi nacimiento pero lo que no he olvidado ni olvidaré jamás es donde nací, la cuna de la cultura lo llama mucha gente, y no sé si es realmente importante o no, pero para mí como os podréis imaginar, es uno de los sitios más importantes del mundo. Ese lugar es el Monte Olimpo en el que la tradición griega quiso situar la morada de los dioses.
Por aquel entonces, en el momento de mi nacimiento, mi familia era muy respetada e incluso me atrevería a decir que venerada, pero con el tiempo y con el paso de varias generaciones, esa misma veneración anterior fue generando unos celos y me atrevería a decir que unos mal quereres totalmente injustificados. Pero nunca falta alguien que se aproveche de los malos momentos de los demás ; y fue bajo esas circunstancias en las que aprovecharon la grieta abierta en mi familia para sustraerme de su seno, y todo esto a pesar, o quizás gracias a ello, de la dureza demostrada durante generaciones por mi familia.
Después de la separación y el abandono forzado de mi lugar de nacimiento me vi obligada a rodar por el mundo, me sumergí en las profundidades, fueron muchos los golpes que llevé, pero todas estas circunstancias fueron forjando y puliendo mi carácter y me atrevería a decir que mi apariencia.
La vida y lógicamente no todas, pero alguna de las personas que conocí, influyeron en mí de tal modo que acabaron moldeándome. Aunque he de reconocer que gracias al esfuerzo y el trabajo que volcaron sobre mí, eso me ayudó posteriormente a formar parte de un núcleo importante de la sociedad, no quiero pecar de presunción pero podría decir que me convertí en uno de los pilares fundamentales del entramado  de justicia de la sociedad griega.
Este periodo de tranquilidad en mi vida, duró bastante tiempo, pero llegó un momento en el que me sentí totalmente abandonada a mi suerte, hasta tal punto que he de decir que aún conservo heridas de la erosión que me provocó aquello.
Fue pasando el tiempo, y al igual que la sociedad griega, yo también me vine abajo. Era el momento de iniciar una nueva etapa. Rodé mucho tiempo por el mundo abandonada y olvidada por la sociedad, hasta que la nueva recuperación cultural experimentada con la llegada de los romanos, hizo que se volviesen a fijar en mí, al parecer aún conservaba muchas de las virtudes que en mí habían labrado tanto el tiempo, como la experiencia.
El nuevo papel que me tocó desempeñar en la sociedad ahora romanizada podría definirlo casi que como escultural, porque aunque no poseo las cualidades adecuadas para desarrollar un buen trabajo escultural, si he de decir que fui una buena base durante esta época de apoyo a este tipo de actividades.
Con la caída y segregación del Imperio romano, me vi arrojada nuevamente al olvido y al ostracismo, y si he de ser sincera, he de reconocer que este nuevo golpe fragmentó en parte mi carácter, un golpe del que ya no me recuperaría.
Fueron muchos los caminos en los que me vi envuelta durante todo este tiempo, haciendo polvo lo poco que me quedaba de dignidad.
Después de toda esta andadura vagué por varios montes, quise entrar a formar parte de varias casas, pero en ninguna conseguí consolidarme y al igual que se derrumbaban mis intentos de encontrar una casa donde asentarme, del mismo modo notaba que me yo misma me iba derrumbando por dentro. A estas alturas podría decir que yo ya no era aquella joven fuerte y de carácter en la que apoyarse, y mi aspecto distaba mucho del original.
En mi búsqueda de un hogar donde asentarme, he de reconocer, que lo más cerca que estuve fue cuando fui acogida por la familia de un sepulturero; quizás esto resulte algo tétrico, pero he de decir, que a mí me aportó una gran tranquilidad haciendo que viviese el periodo más reposado de mi vida.
A pesar de todo esto debo confesaros que en ningún momento he perdido la ilusión y sigo soñando con seguir siendo útil, con volar, antes de que el tiempo me acabe convirtiendo en polvo y desparramando mis restos por el mundo, aunque cuando llegue ese día, me gustaría descansar eternamente en una linda playa.
Y hoy miro desde lo más profundo de la calle, como esta sociedad que conocí se fue transformando, hasta tal punto que hoy la crisis económica hace que me encuentre en el medio de una manifestación en demanda de puestos de trabajo. No sé si será el destino, pero si así es, este ha querido que me encuentre del lado de los manifestantes, y en vez de quedarme al margen, noto como una mano me separa del resto del empedrado de la calle y me lanza hacia una barrera policial.
No sé qué me depara el destino, pero hoy he conseguido cumplir uno de mis sueños y por un momento, por uno de esos breves momentos en nuestra milenaria historia me he sentido útil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario