jueves, 17 de noviembre de 2011

Menudo Curro (sexta entrega)

- Don Alfredo.
- Dime Roberto.
- Tengo que contarle algo que igual no le gusta mucho.
- No sé si quiero que me lo cuentes, porque viniendo de ti me espero cualquier cosa. Dime, ¿qué te pasó esta vez?
- Es que tuve que dejar el coche en el taller.
- ¿Se estropeó?
- Mas bien lo estropearon.
- ¿Cómo que lo estropearon?
- Sí está un poco abollado y sin  cristales.
- ¡La madre que te parió! ¿Qué tuviste un accidente?
- No señor, yo el coche lo llevé muy bien, me lo estropearon ellos.
- No lo entiendo. ¿Quiénes son ellos?
- Ellos, son ellos, la gente del mitin.
- Pero no es posible, ¿cómo te van a estropear el coche la gente del mitín, si se supone que vas a apoyarlos?
- Es que hubo un error.
- ¿Qué error?
- Es que estoy hecho un lio Don Alfredo.
- Eso no es ninguna novedad, lo raro es que lo tuvieses todo claro.
- Yo creo que es que los papeles que usted me dio que están equivocados.
- Vamos a ver, pedazo de acémila, si te di los papeles, es precisamente para que te aclares, no para liarte más.
- Pero yo es que no lo entiendo Don Alfredo.
- Si tú no tienes nada que entender, con que hagas lo que te puse en el papel es suficiente.
- Pero es que el papel me lía.
- Sí te lía si, como si fuera un porro. ¡Qué te va a liar ni que narices!.
- Qué sí, Don Alfredo que yo no comprendo como se puede trabajar para todos, aunque claro, mi madre también me dice que son todos iguales.
- Tú si que eres igual, pero a los monos del zoo. Trabajamos para los que nos pagan, que al final de eso se trata, de trabajar para conseguir dinero. ¿Eso lo entiendes?
- Sí Don Alfredo, eso sí, yo si no necesitase el dinero, tampoco trabajaría.
- No si al final vas a ser una lumbrera.
- Es que cuando usted se explica bien, da gusto, se le entiende todo.
- ¿Y entonces, qué es lo que no entiendes?
- Verá Don Alfredo. Yo me lio con todo lo de la campaña, porque claro un día me manda a buzonear papeles para que me sume al cambio, otro día estoy repartiendo octavillas de más Asturias, mejor España, al día siguiente tengo que colocar una pancarta que me manda pelear por lo que creo, después tengo que megafonear que hay que rebelarse, y menos mal que el resto de partidos lo hacen ellos, porque si no me liaría más todavía.
- No si tú para liarte tampoco es que necesites mucho. Pero quieres decirme que tiene que ver todo eso con lo del coche.
- Pues que con el lio que tengo me confundí de día y en vez de presentarme con el coche en el mitin del PP, me presenté en el de IU.
-Me estás diciendo que te presentaste con el coche del PP, pintado con sus colores y con la megafonía con la propaganda electoral de Rajoy, en un mitin de los comunistas.
- No el mitin era de IU, comunistas casi no había.
- Tú eres corto, corto, corto, no me cuentes más que me lo puedo imaginar…
-….
- ¿Pero quieres decirme qué le pasó al coche?
- Ah, perdone Don Alfredo, como me dijo que se lo podía imaginar.
- Era una frase hecha, medio lelo. Que digo medio lelo, lelo entero. Dime lo que pasó después.
- Pues no lo sé, porque yo entré al mitin a poyar como usted me mandó. E hice todo lo que usted me dijo, cuando aplaudían yo aplaudía, cuando cantaban yo cantaba y cuando movían la bandera yo sacaba la mía y también la movía, aunque la mía duró muy poco, porque nada más que la saqué, alguien me la quitó y entre cuatro me agarraron en volandas y me sacaron del mitin, pero fueron muy buenos Don Alfredo, porque no me pegaron.
- Se darían cuenta de lo corto que eres, y ¿qué pasó después?
- Después fue cuando vi el coche.
- ¿Y que tenía el coche?
- Pues de mano me costó reconocerlo, porque le habían cambiado el color. Pero supe cual era por las luces que se encienden al darle al mando a distancia.
- Voy a comprarte yo a ti un mando a distancia de esos a ver si también se te enciende alguna luz.
- Y cuando me acerque vi que no le quedaba un cristal sano, y que la habían cambiado las banderas, por cierto Don Alfredo, las guardé por si estos días las necesita usted para algo.
- Si te cuento para lo que se me ocurre que las puedo utilizar…. Sigue con lo del coche.
- Pues nada lo llevé a un taller, para que usted no se tenga que preocupar por nada.
- Y ¿qué te dijo el del taller?
- ¿Qué si se verdad lo quería reparar?, porque me traía más cuenta comprar uno nuevo.
- ¿Qué?
- No se preocupe que ya le dije que eso lo decidía usted. Más que nada porque si no le tenía que dejar una señal.
- La señal te la voy a dejar yo a ti, pero de tráfico, clavada en la cabeza.
- Don Alfredo, una cosa. Como no tengo coche, ¿puedo pedir un taxi para volver a casa a nombre de la empresa.
- Puedes volver a casa como los de San Fernando.
- ¿Y eso cómo es Don Alfredo?
- Pues un rato a pie y otro andando, imbécil.

Continuará

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